Interesante y sorprendente informe! Estoy trabajando en un artículo para mi tesis doctoral que toca este tema de manera directa, y me alegra mucho observar como empieza a construirse un corpus al rededor de estos pensamientos, que por otro lado son cada día más importante para todos.
La capacitación emocional es, como explica la primera parte del informe, de importancia, no solo para construirse uno mismo un «entorno y futuro feliz», sino, a mi entender, para aumentar la capacidad de operar con garantías en una realidad tan compleja como la nuestra.
He podido notar, tanto en la Universidad como en el entorno profesional, que la capacidad de operar con la realidad de manera compleja se convierte en determinante en procesos de “emprendeduría” e innovación. Me atrevería a decir que más determinante incluso que lo que muchos centros de expertización (escuelas de negocios, universidad, etc…) exponen como importante a la hora de desarrollar un proyecto, cosas como: ‘control del contexto de implantación’, ‘control de los riegos’, ‘gestión de la oportunidad’, ‘relación personal con el proyecto’, etc.
De forma extendida muchos de estos centros trabajan mostrando casos de éxito a los alumnos. Para ello, dividen estos casos de éxito en dos grandes partes: la parte de la «idea» aquella parte que tiene que ver con la innovación de una manera más directa, y la parte «del dinero». Posteriormente a la presentación del caso de éxito, se explica y evidencia con datos y argumentos lógicos y racionales como los puntos de desequilibrio en una de esas partes hizo que el proyecto explotase, es decir, se desarrollase fructíferamente, por tal y cual condición.
Al final estas aproximaciones en exceso metodológicas muchas veces no permiten a los alumnos entender que los casos de estudio (más de éxito que de fracaso) son procedimientos muy complejos, ya que no se tiene en cuenta la condición emocional de los innovadores.
De alguna manera los procedimientos de generación de conocimiento y posterior empaquetado en saber trasladable, o por decirlo de otra forma en docencia «empaquetable» y «ofertable» de los nuevos centro de formación, impiden a los alumnos (receptores y pagadores) asimilar que los casos de estudio son lo que les cuentan pero además son circunstancias complejas, con condiciones difícilmente empaquetables, por su fragilidad y nivel de incertidumbre. Muchas veces es complicado explicar la fragilidad de las situaciones, o aquellas cosas que se han realizado por clarividencia, o las decisiones basadas en el conocimiento intuitivo, etc.…
Como Enrique Nieto explica, que importante es, a la luz de este contexto, generar un espacio de libertad en la universidad para la docencia de proyectos arquitectónicos (o en otras disciplinas proyectos innovadores) para que los alumnos puedan poner a trabajar su condición emocional a la hora de buscar una oportunidad de proyecto, intuir donde y como trabajar, involucrarse en contexto exteriores y más reales, alejarse de simulacros y acercase a problemáticas y/o controversias reales y actuales, etc.…
Hasta aquí guay! Pero el problema radica, como en el caso del Informe por el que viene esta parrafada :D, que una educación garantista inhibe la posibilidad de mostrar la complejidad de la realidad, su fragilidad, su inabarcabilidad… Se puede observar en el argumentario sobre lo necesaria que es la ‘educación emocional’ (en lo que algunos estamos dee acuerdo) como a la hora de proponer como hacer lo posible en los centros aparece un de los retos de nuestro sistema de educación: ¿Cómo trasladar a los alumnos un entendimiento suficiente sobre la gestión emocional de los proyectos? ¿Cómo se hace esto? No son fórmulas, no son casos de éxito.
En varias universidad donde me han invitado o he impartido clases, la mayoría de las veces los alumnos que desarrollan un buen proyecto (ahora sí en mi área de conocimiento: la arquitectura) son casi siempre alumnos con una alta capacitación emocional y que de alguna manera han puesto en jaque esta condición. Hablan y se expresan correctamente. Introducen sus argumentos e ideas de forma natural en sus propuestas. Han trabajado durante un periodo de tiempo suficiente sus trabajos, y por tanto se nota que las conclusiones o resoluciones son más maduras. De alguna manera han conectado con oportunidades latentes, más allá de las propuestas por los profesores, de hecho los más brillantes muchas veces, alteran los enunciados de los profesores, los llevan más allá… Por tanto, no hablo tanto de las capacidades técnicas o procedimentales de los alumnos, como su capacidad de diseño gráfico, o capacidad de dibujo y expresión del proyecto, hablo más bien de la capacidad del alumno por hacer su proyecto trascendente y vinculado a la realidad. Algunos encuentran brechas en la realidad donde introducen sus proyectos, pero los que lo hacen con garantías son aquellos que por alguna razón han tenido un recorrido alrededor de esa controversia, o bien por interés personal o bien por circunstancias ajenas.
A mi entender, creo que la docencia que utiliza como recursos sistemas empiristas, vinculados a argumentaciones poco naturales, el estudio de los maestros como caminos ejemplificantes, las soluciones óptimas y únicas, las baterías de recursos y soluciones anteriores, el uso y la traslación directa de modas, etc… habla de un conocimiento demasiado estanco para una sociedad tan volátil, cambiante y líquida como la nuestra, e impiden a los alumnos operar con garantías en nuestra realidad.
Si la universidad es el entrenamiento previo a lo profesional (idea que no comparto ya que para mi, la creo entender más como un momento de oportunidad tan real e importante como la etapa profesional) podría trabajar con los alumnos de forma compleja e inclusiva, podría dar herramientas a los alumnos para operar con garantías en una realidad cada día más «peluda», fragmentada y multidisciplinar, con lo que estaría ayudando a que los alumnos o profesionales se construyeran un “entorno y futuro feliz” o dicho de otra forma se construyan una oportunidad con garantías para desarrollar su trabajo.